lunes, 18 de febrero de 2013

Viajeros

El sonido de los tambores llena la noche cálida de Orcha. El antiguo palacio del maharajá oculta en la oscuridad las heridas del tiempo y desde sus terrazas, abiertas a las estrellas, ya no se ven los árboles del nem, donde comienza la selva en la que sólo se adentran los langures.
Nos invitan a la ceremonia, las mujeres sentadas en el suelo nos hacen hueco a su lado. El altar del señor Ram, la reencarnación de Vishnú, parece arder con el brillo de las velas. Nuestro corazón palpita al ritmo de los tambores en este rincón de la India.

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